domingo, 25 de enero de 2015

Exposición Virxilio Vieitez

                                                                                       Alejandro Rodríguez Aguado

            Al entrar en la exposición sientes como si entraras en otra época, como si te dispusieras a dar un paseo por las calles de un pueblo llamado Sotero de Montes, en Galicia, rodeado de sus gentes a través de los retratos, que a pesar de sus posturas hieráticas y su rígida frontalidad, consiguen transmitirte sentimientos a través de sus miradas intensas que provienen de esos ojos que miran directamente al objetivo. Lo que se refleja es la vida cotidiana, las costumbres de un pueblo y la cultura de la época y el lugar a través de retratos de niños vestidos de Domingo, comuniones, difuntos, ancianos y ancianas cuyas caras reflejan el paso de una vida dura, bodas, reuniones familiares alegres o tristes.
A mí me llama la atención una fotografía (A Ermida 1960) En ella se ven varios niños de comunión que están posando al salir de la iglesia o eso creo por los ventanales que veo detrás de ellos.Hay cuatro niñas y dos niños en edad de recibir la primera comunión y con los trajes típicos de la época, y otras dos niñas más pequeñas también vestidas para la ocasión con coronas de flores, túnicas blancas y un ramo en las manos, todos los demás llevan en sus manos el libro de comunión una costumbre que actualmente está desapareciendo, las niñas también llevan rosarios y a los niños una cruz les cuelga del cuello, los peinados y los tocados de las niñas también nos transportan a 1960, pero me hace pensar que pese a que el día debería ser muy feliz, un día de alegría y celebraciones, los niños tienen todos una expresión seria, están rígidos y mirando de frente a la cámara, no es que me parezcan tristes pero no les identifico conmigo y con el día de mi comunión, en las fotos actuales de niños no todos están serios, no todos miran a la cámara, quizá sea porque la primera comunión se vivía de forma diferente, porque mirándoles a los ojos si veo la importancia que para cada niño tenía ese día, me falta alegría y espontaneidad, pero veo respeto y agradecimiento y el verdadero sentido de ese día.