domingo, 18 de octubre de 2015

MI ABUELA

                                                                             María García Pérez

La madre de mi padre no es una persona muy alta, su cara es ovalada, fina y arrugada, al igual que su ancha frente. Sus ojos son despiertos, intensos, redondos y marrones y su nariz ancha y chata. Tiene una boca besucona grande y fina, su cuello es largo fino como en el de una jirafa. Sus dientes son amarillentos y torcidos, sus mejillas hinchadas y rojas como las amapolas. Tiene unos labios delgados y unas pestañas largas y oscuras como sus asqueadas cejas. Su tez es morena de tanto tomar el sol, sus cabellos brillantes, peinados y rizados, resaltan su color marrón claro. Tiene unas manos delicadas y unas piernas gruesas y robustas.
Esta persona tiene un carácter alegre y simpático como el de cualquier anciana, es atenta y atrevida, tanto que, a veces, me pone nerviosa. Es generosa y cariñosa, lista y culta como ninguna, y algunas veces un poco cazurra.
Está chiflada, pero en buen sentido, me suele contar sus interesantes historias de cuando era joven, es muy charlatana. Le gusta jugar al ajedrez, ya que es un juego de pensar y eso a ella le encanta.
Es una de las mejores personas que se puede conocer.