Él no es muy alto, apenas llegará al metro sesenta y cinco. Tiene
el pelo negro, aunque se le ven mechones blancos que muestran el paso de los
años; siempre lo lleva peinado hacia atrás y en la nuca se le riza ligeramente.
Tiene la nariz grande, y sus ojos son muy bonitos, con un color extraño: una
curiosa mezcla entre el gris y el azul, que varía según la estación del año. Su
sonrisa es bonita, y transmite confianza. Quizá lo sabe y por eso sonríe tan a
menudo. Él sonríe por cualquier cosa y también te puede hacer sonreír por
cualquier cosa.
Es amable, educado y risueño. También es muy inteligente y audaz.
Es simpático con todo el mundo, y ni siquiera cuando está enfadado te hablará
mal. Eso sí, no le gusta la autoridad, odia que alguien le diga lo que tiene
que hacer o cómo lo tiene que hacer, incluso aunque se lo digan por su bien. Es
muy sincero; si no está de acuerdo con algo, lo dirá. Le gusta hacer feliz a la
gente y ayudarla siempre que puede.
En fin, él es una de las mejores personas que conozco. Él es mi
abuelo.