Lucía García Bobillo
Érase una vez un pajarito encerrado en una
jaula, era pequeñito, con patitas encarnadas, ojos negros y bellas plumas
amarillas. También era muy soñador, añoraba, ansiaba volver a volar, salir de
esa jaula infernal que le retenía y volver a surcar los cielos como antaño.
Siempre se imaginaba que volaba libre por el
firmamento, que atravesaba esos algodones de azúcar, blancos y esponjosos, que
observaba pasar lentamente por la ventana; que se reunía y veía a su hermano, a sus primos, a sus amigos...a
todos, y que eran...libres.
Más tarde se posaba sobre la suave, verde y
musgosa hierba de la extensa pradera y se paseaba entre ella viendo crecer y
despertarse las pequeñas florecillas multicolores.
Y, finalmente, que se encontraba a una hermosa
pajarita de plumas doradas y ojos azules como el mar, se enamoraban a primera
vista, eran felices...eran libres.