Sofía Carpintero González
En un rincón olvidado por la
población de Gold Coast, se encuentra una pequeña y remota playa, con verdes
hierbas y huecos en la arena donde las tortugas pondrán sus huevos cuando
termine la temporada.
En la pequeña y tranquila playa hay un viejo muelle de
madera que guarda las mejores vistas al mar y donde se pueden contemplar
hermosas puestas de sol, disfrutando de la brisa al atardecer.
En aquel arenoso terreno se
esconde una sencilla y desgastada cabaña, con paredes azules y ventanas
blancas. Un viejo y chirriante columpio se balancea lentamente mirando al mar
en el porche de madera.
Dentro de la cabaña solo hay un destartalado sofá color
chocolate, y si seguimos avanzando veremos una antigua cocina, la nevera retro
de color turquesa coincide con el color de los armarios repletos de pegatinas.
En un rincón de la casa se
encuentra un gran caballete al lado de una ventana donde reposan botes de mil
colores y pinceles de diferentes tamaños manchados de pintura. Debajo de la
ventana, apilados, hay lienzos pintados, y en cada uno de ellos aparece el
viejo muelle. Estos, cuentan historias sucedidas en este maravilloso lugar,
antes de que fuese olvidado.