viernes, 9 de diciembre de 2016

CUENTO BREVE


       
                                                                                Marina Alonso de San Gregorio



       Era una espléndida mañana de invierno Toni, Marta y Dani habían decidido salir de excursión al monte con la intención de hacer lo que tanto les gustaba, recoger setas.
       Aunque Marta y Dani no estaban muy de acuerdo con la idea de que Toni llevara a su perro, no les quedó otro remedio ya que Toni era, con su perro, como una nariz pegada a su cara, inseparables.
        Se formaron dos grupos de búsqueda, Marta y Dani y Toni y su perro. Marta era una chica vivaz, de cabello rubio, ojos azules y estatura menuda. Dani, era un chico fornido, moreno, ojos verdes esmeralda y un carácter muy tranquilo. Todo el mundo pensaba que a Dani le gustaba mucho Marta.
          En el otro grupo de inspección estaba Toni, regordete, bonachón y siempre con una sonrisa que parecía indicar que en su vida no había problemas. Su corto pelo pelirrojo, tez blanca llena de pecas y su reciente aparato dental aún le daba más el aspecto de risueño. A su lado, siempre su inseparable Leo, mastín de gran tamaño, piel blanca con manchas marrones y una baba permanente que iba regando todos los lugares.
         Después de una travesía nada aburrida, repleta de anécdotas y chismorreos, los chicos llegaron a Olmendría, el monte en el que buscarían las setas. El campo que precedía a la elevación mostraba un color nada habitual para esta época del año pareciendo que una gran alfombra daba la bienvenida a esta pequeña montaña.
         Los dos grupos se separaron con la condición de reunirse en dos horas al lado de un gran nogal situado en la base del monte. Dani y Marta estaban teniendo un gran día y aunque aún quedaban diez minutos para la hora acordada, decidieron ir bajando al punto de encuentro.
     Por otro lado, Toni no estaba teniendo su mejor búsqueda ya que Leo, con sus ganas de jugar, no le estaba permitiendo recoger ninguna seta. Además, Leo llevaba un buen rato inquieto, ladrando e intentando que Toni siguiera sus pasos.
       Después de la insistencia de Leo, Toni decidió seguirlo y para su sorpresa encontró a un anciano tumbado en el suelo.
El Sr. Andrés, que así se llamaba había salido también a recoger setas, pero al pisar un terreno no muy estable se había caído fracturándose la pierna y por tanto le era imposible caminar. Toni cogió su teléfono y avisó a emergencias.

      Al cabo de diez minutos el Sr. Andrés se encontraba en una ambulancia, a salvo, y Ton y Leo habían conseguido tener su mejor día de búsqueda, habían ayudado y salvado al Sr Andrés.

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