Miguel Ferreira Hernández
La familia de Emilio está cansada, no
tienen tiempo de cuidarlo. Emilio empieza a padecer Alzheimer y cree que su
casa es la sucursal del banco donde trabajó.
En la residencia conoce a Miguel que se
encarga de enseñarle la residencia. Él trata de hacer gimnasia para que no lo
suban al piso de arriba, donde van las personas que no se valen por sí mismos.
Miguel tima a los ancianos y Emilio
descubre una caja con objetos y dinero en el armario de su compañero.
Consiguieron un descapotable y se fueron con Antonia; sufrieron un accidente
leve y llevaron a Emilio a la última planta, Miguel le ayuda.
Es una historia muy triste. Al tratarse de
un cómic me ha resultado muy fácil de leer, aunque hay ocasiones en las que no
entendía luego me di cuenta que el autor trata de reflejar lo que Antonia y
Emilio sufren al no recordar y hablar de algo que no viene al caso.
Los protagonistas son: Emilio, que es un
poco cascarrabias, pero ayuda a Miguel a dejar de estafar.
Miguel es un timador, muy listo, le roba a
los ancianos. No le preocupa nada porque no tiene visitas. Se produce un cambio
en él porque termina preocupándose de Emilio.
Antonia, necesita andador. Le gusta bailar
y aprovecha el tiempo. Va escondiéndose comida y se la da a un familiar.
Dolores y Modesto son matrimonio. Están en
la planta de arriba. Él no reacciona, sólo cuando Dolores le dice algo al oído.
El vocabulario es sencillo, no me ha
resultado nada complicado. No aparecen casi adjetivos.
El libro me ha parecido triste, me ha hecho
pensar en que el cuerpo y la mente son frágiles; pero a la vez me he divertido
con la escena del coche, van ilusionados, como su fueran sanos y jóvenes otra
vez.